A veces vemos una casa que nos encanta, nos enamoramos de ella, creemos que es perfecta para nosotros… Pero, no tenemos en cuenta un gran detalle, no podemos hacer frente a ese precio, o necesitamos vender antes nuestra vivienda.
El querer visitarla y “encapricharse” de ella sólo resultará ser una pérdida de tiempo.
No se trata de tener que contar ahora mismo con todo el dinero que vale la vivienda, (podemos contar también con hipotecas, créditos, ayudas…), ni pensar que el precio de la casa que miremos no pueda ser ni un céntimo más del presupuesto final que tengamos, ya que los precios suelen ser algo negociables, pero sí es conveniente ser realistas. Esto nos ayudará a ganar tiempo y lograr hacernos antes con la casa que queremos y que realmente podemos comprar.
Por esto, antes de hacer una oferta hay que estar seguro de que finalmente se podrá pagar, es decir, que se dispone del dinero, se tiene concretada la hipoteca, o que ya hemos vendido la casa de la que dependía nuestra compra.
¿Es el precio lo que más le interesa del piso? A veces no nos damos cuenta de que a la larga, nos va a resultar mucho peor comprar un piso que no nos convenza por algún motivo que no se pueda cambiar (ubicación, vistas, amplitud…) a gastarnos un poco más de dinero en un piso que consideramos perfecto por tener todo lo que buscamos.
Debemos de tener en cuenta que normalmente un piso es para toda la vida, y que siempre estás a tiempo de hacer una reforma en tu nuevo hogar, pero no de hacer que tenga vistas al mar, o sea una planta más alta…
Ahora más que nunca debe pensar qué le interesa de una vivienda y elegir (transporte o servicios cercanos, localización, tamaño…).
Analiza bien si la ubicación es la indicada para sus traslados, si la cantidad de habitaciones es la que necesita, saber si lo prefiere más cerca de la playa o de la autovía, conocer estos detalles le harán la búsqueda más fácil y rápida.
Igual que es importante saber lo que realmente se quiere en una casa, también es importante no cerrarse ante posibles nuevas propuestas y no obsesionarse con una oferta fija de la que no se quiera salir. La flexibilidad es algo muy importante cuando tienes en mente realizar una compra de algo complejo como es una vivienda. Hasta que no tienes un contrato completamente terminado y firmado, la oferta puede ser cambiada tanto por la parte vendedora como por la compradora, y debes estar dispuesto a valorarla de nuevo, porque una postura completamente cerrada, quizás haga que pierdas la oportunidad de conseguir la casa que tanto buscabas.